De la vida y esas cosas

Este año me estoy dando cuenta de un asuntillo que está siendo muy trascendental en mi vida: hay chiquicientas enfermedades genéticas.

Y con esto quiero decir:

Cada molécula de nuestro cuerpo realiza una "minifunción" determinada en nuestro organismo. Vamos, que tenemos miles de "minifunciones", que al juntase hacen funciones más grandes (tipo: el pueblo, unido, jamás será vencido.) Pues, cada una de éstas moléculas está codificada por un gen. Ya tenemos miles de genes.

La mutación de uno de estos genes puede y suele tener efectos devastadores, ya que si la molécula anda jodida, la "minifunción" no se producirá o lo hará mal, por lo que la función...malamente, malamente.

Por esto, hay muchísimas enfermedades genéticas, más de las que te imaginas, más de las que me imagino. Enfermedades que te hubieran podido tocar antes de nacer, para las que hubieras podido malamente ser "elegido", pero -creo- has tenido suerte y no ha sido así.

Y lo peor es que la mayoría de estos enfermos suele morir al nacer, a los 10 años...y llega a los 20 años con cierta dificultad y mucha suerte, por lo que se sabe más bien poco de estas enfermedades, de su tratamiento y solución-si la llega a haber-.

Lo más seguro es que hayas tenido suerte y estés ahí sentado -o de pie/tumbado- leyendo esto: tú te has librado.

¿No es sobrecogedor?

"Vamos a ver la diferencia

que nos reporta la ciencia

entre una piedra y un animal

y un ser humano y un vegetal.

El mundo inerte se destaca

porque nunca da la lata,

ni se mueve ni respira

ni se opone ni conspira.

El mundo vegetal

es más aparente,

se dedica a engordar

¡siempre fue prudente!

En cuanto a los animales

son mucho más informales,

crecen y se multiplican

y algunos muerden y pican.

Pero en todos estos reinos

no existe conciencia,

¡todo lo hacen por instinto de supervivencia!

Sin embargo las personas,

mejor dicho los humanos,

se diferencian de los otros

en que se lavan las manos."
Raíces y puntas