Arriba, abajo.

Una de las mil tonterías de Sandra es pensar en símiles de su vida, de si misma y hasta de su felpudo. Y no puede parar. No puede parar de pensar, cada vez más convencida, de que o su vida es un triángulo o es medio bipolar.
En un mismo instante, una micra de segundo, es capaz de mirar su vida con varios ojos distintos. Deja unos en un bote, se pone los otros y todo cambia. Con los primeros ve que lo tiene todo, que lo abarca todo, que no le puede pedir nada más. Pero si se pone los segundos, no ve nada. No le queda nada, es un punto en el vacío y está sola. O sube como la espuma, o cae en picado, sin frenos. Pero ella nunca decide cuándo se los cambia.
Yo le digo que no se preocupe, que cuando ve que no tiene nada, no se da cuenta de que mira sólo la punta del iceberg, que no se da cuenta de que debajo, hay todo un mundo con ella. Ella no me cree y me da toda una lista de razones. Yo no puedo articular palabra alguna.

Arriba, abajo.

"¿Por qué los presidentes

nunca están en el corredor de la muerte?"

Skaparrapid(EL presidente)