Cuestión de gustos

890 euros pueden convertirte en todo un macho o en una superhembra, según dónde quieras que te coloquen el implante ...o dónde te guardes las perras. Aunque claro, aclarar que la primera opción es un poco más cara y menos práctica, al no ser regulable según tu estado de ánimo.

Poco importa...

¿A partir de qué edad está mal visto esconderse -de la vida- debajo de la cama?

Seguridad sentimental

Después de haber leido algún libro, visto alguna que otra película, seguido un par de series y oido más de una canción en el que el chico pone los cuernos a su novia con la hermana de ésta; sólo me queda alegrarme por tener un -y no más- hermano que, según parece, no es homosexual.

(Nota: ni este post ni la persóna que escribe son hermanáfobos u homófobos. Que no se entienda mal.)
(Nota 2: puede que la palabra "hermanáfobos" me la haya inventado.)

La aventura del tocador de señoras

"Pensé que me agrederían, pero no sólo no fue así, sino que uno de los hombres me sonrió y me tendió la mano. Animado por esta muestra de cordialidad lo abracé y le propiné violentas palmadas en el dorso mientras gritaba:
-¡Puñeta, Reinona, estás fenomenal!
-Me parece que se confunde usted -respondió el objeto de mi afección desprendiéndose del abrazo-, porque yo no soy Reinona ni creo haberle visto a usted jamás.
-Pues yo en cambio te tengo a ti muy visto, chato -dije yo.
-Es que soy el alcalde de Barcelona -dijo él."

Eduardo Mendoza es el tipo de escritor que me hace pensar que compartir con él una charla, debe ser de las aventuras más divertidas que me pudieran ocurrir. Y digo "tipo de" por literatura o porque me ha salido del alma, porque es el único que me ha hecho pensar eso.

Volvamos al s. XI.

Pensándolo bien, mal o de cualquiera otra modo que se me ocurra pensar, no encuentro otra vía mejor. Y es que deberíamos volver a los tiempos de Barber, de Ibn Sina y de Rob. J. Cole ("El médico", Noah Gordon).


Escoger, aprender-absorber y avanzar.

Podría hablar...

...pero solo oirías blablabla.

Cuatro.

Cuatro. Cuatro. ¡Cuatro! ...Cuatro...Cuatro son los puntos que dí. Cuatro puntos fantásticos, perfectos...con dos manos rechonchas, temblorosas...y qué voy a decir si son mías, preciosas. Un mareo. Una operación vista. ¡A medio metro! Cinco enamoramientos. Una aparición estelar en el momento oportuno. Una salida a las 2 de la mañana corriendo...y sonriendo. ¿Las veces que lo he contado? Infinitas.

Estará mal que yo lo diga, pero...Qué bien me sienta el verde.

...aaayy...

¿Qué hace P. R. después de haber acariciado uno de los sueños (EL sueño, si no contamos fantasías hormonoeróticas) de su vida? Hablar, hablar, hablar, hablar, hablar... aunavelocidaddifícildeimaginar.

Cuestión de estadística

Será por lo que significan para mí los números impares, o será pura casualidad, pero los años impares me van mejor que los pares. Los veranos impares son increiblemente mejores que los pares. Y los cursos que acompañan en su mayoría a los años impares -puede que el curso sea par y me trastabille un poco mi línea de pensamiento- me van mejor que los que acompañan a los pares -que por cierto, son un desastre-.

Puede que por eso, tenga sentimientos encontrados respecto al año que comenzará (sí, ya me han llegado los catálogos de juguetes) y al curso que ya ha empezado. Lo de sentimientos, es por hacerme la blanda, porque lo sé. Y lo de encontrados, es por decorar un poco, porque está bastante claro: batacazo.

Pero qué le vamos a hacer.

aaaahhhhh

20 años pensando que soy nerviosa. Pensando que el pulso, esa sensación en mi interior, no poder dormir o gritar/reir/llorar demasiado eran síntomas de mi heredado nerviosismo. 20 años para darme cuenta de que cuando estoy realmente nerviosa, además, me salen panadizos.

Lo que está por llegar siempre es más que lo que ya ha pasado.

Ejemplios de dinamismo

-Una rotonda.
-Un tren.
-Oviedo.
-Yo.